domingo, 21 de noviembre de 2010

Raconto de la leyenda: El copete del cardenal

LEYENDA:
El   copete  del  cardenal.

En  un   árbol  había  una  familia  de  pájaros.
En  esa  familia vivían 2  pichones a los cuales la madre y  el
padre   le  advirtieron : -no  miren el  sol.
Pero los  pequeños  no hicieron caso   y miraron. El  sol, agradecido por su admiración, les  mando  un  rayo y  les  pintó el copete de rojo.
Y  desde  entonces se  llamaron cardenales.

Autor del raconto: Joel Ramírez

Raconto de la fábula "El camello visto por primera vez"

EL CAMELLO VISTO POR PRIMERA VEZ

ÉRASE UNA VEZ UN GRUPO DE JIRAFAS
QUE  ANDABAN POR EL DESIERTO. UNA DE ELLAS,
MIRANDO HACIA EL HORIZONTE VIO CÓMO DOS
MONTAÑAS DE ARENA SE MOVÍAN HACIA UN COSTADO.
¡NO PUEDO CREERLO! ¡AQUELLAS MONTAÑAS SE MUEVEN!
¡ES IMPOSIBLE! DIJO LA  ALARMADA  JIRAFA.
AL ESCUCHARLA, TODAS  LEVANTARON SUS LARGOS CUELLOS
PARA MIRAR EL HORIZONTE, Y PARA SU SORPRESA  DESCUBRIERON
QUE ERA CIERTO.  NERVIOSAS, TEMEROSAS Y CURIOSAS,  AVANZARON
HACIA AQUELLAS MONTAÑAS. UNA DE ELLAS SE  ADELANTÓ Y GRITÓ: -¡NO! SON DOS MONTAÑAS. ¡ES UN EXTRAÑO Y FEO ANIMAL QUE ESTA
CARGANDO  DOS PEQUEÑAS MONTAÑAS EN SU ESPALDA!.
-¡HUYAMOS ¡ ¡ SEGURO  QUE  QUIERE  ATACARNOS! , EXCLAMÒ LA
JIRAFA MÁS ALTA.
-¡VIENEN A HACERNOS DAÑO! – DIJO LA JIRAFA MÁS PEQUEÑA.
TODAS SE ASUSTARON Y ATEMORIZADAS POR ALGO DESCONOCIDO,
EMPRENDIERON LA HUIDA.
LUEGO, VIENDO QUE EL ANIMAL NO LAS PERSEGUÍA, NI QUERÍA
ATACARLAS, SE FUERON ACERCANDO UNA A UNA.
ASÍ FUE COMO LAS JIRAFAS CONOCIERON A LOS CAMELLOS
Y DESCUBRIERON QUE NO TENÍAN POR QUE TEMERLES.
APRENDIERON QUE LA PRIMERA IMPRESIÓN NO ES SIEMPRE LA CORRECTA.

 
. 

MORALEJA:
PARA REALIZAR UN JUICIO SOBRE ALGUIEN,
PRIMERO DEBES CONOCERLO BIEN

AUTOR DEL RACONTO: SANTIAGO RIVERO

 

Raconto de la fábula "La pececita vanidosa"

LA PECECITA VANIDOSA

ÉRASE UNA VEZ UNA PECECITA LLAMADA VICENTA ,YO SOY LA MÁS BONITA DEL OCÉANO, DECÍA.


VICENTA QUERÍA CONQUISTAR
AL PEZ MÁS BONITO Y AGREDIÓ A CELESTE, SU AMIGA DICIÉNDOLE QUE NO ERA LINDA.

VICENTA  QUERIA ARREGLARSE CON
EL PEZ MÁS LINDO PERO NO FUE ASÍ, ÉL SE QUEDÓ CON CELESTE.

SI QUIERES ENCONTRAR LA VERDADERA BELLEZA DE LAS PERSONAS,MIRA EN SU INTERIOR Y NO SÓLO EN SU EXTERIOR.ESTA ES LA MORALEJA.

AUTOR DEL RACONTO: AXEL SILVA


Raconto de la fábula: "El ratoncito de las moras"

El ratoncito de  las moras

Había una vez un ratoncito  que vivía en una casita cerca de un arbusto de moras. Un día el ratoncito vió que las moras estaban más jugosas y empezó a comerlas De pronto vino el acordeón y le preguntó:¿ me das algunas moras?
- No porque son mías.
  Se fue el acordeón,vino la ardilla:-¿ me das algunas moras?
-No porque sino no me quedan para mi.
  Se fue la ardilla,vinieron las ratoncitas:-¿ me das algunas?
- No.
 Se fue la ratona y el ratoncito se durmió. Los otros animalitos no le dijeron que había un zorro. El zorro le sacó las moras y se escapaba justo cuando pisó una ramita y el ratoncito se despertó.
- No te lleves mis moras.
- No me podés detener porque sos pequeño.
 Se fue el zorro con las moras y de un árbol los animalitos le tiraban bellotas y el zorro soltó la canasta  y se fue corriendo. El ratoncito aprendió una lección; que  tiene que compartir las cosas y entonces hizo una fiesta de moras  con jugo de moras, mermelada, torta y vivieron felices para siempre.

 
        FIN.
       Raconto aportado por: Lucía Rodriguez

Raconto de la fábula: "El camaleón haragán"

El camaleón haragán

Érase una vez un camaleón muy haragán llamado Camilo que nunca ayudaba a
nadie.
Cada vez que sus amigos le pedían un favor,se escondía cambiando el color de su piel  para que no pudieran encontrarlo.Junto a los árboles se volvía marrón,frente a los arbustos se volvía verde y así se pasaba el día.
El invierno estaba por llegar y Camilo necesitaba construir  su hogar para protegerse del frío.Se acercó a su amigo Filemón, el  mono dormilón, y le pidió ayuda. 
¡Claro! dijo Filemón  -pero en un ratito  porque ahora  tengo mucho sueño.
Filemón se dió vuelta y siguió durmiendo. Camilo intentó despertarlo   pero  como no pudo siguió su camino. 
Luego se cruzó  con su amiga la lora  Mircia, pero no le sirvió de mucho porque lo único que hacía era repetir todo lo que escuchaba.También se encontró con su compañera la liebre,pero era tan rápida que no podía alcanzarla para  pedirle ayuda.Por último, fue en busca de la pantera "Lucila la rockera", pero ella estaba muy ocupada rugiendo sus canciones.
Desconsolado se hechó a llorar, cuando de pronto escuchó:- No se siente bien cuando necesitas ayuda y no te la dan,¿verdad?. Así nos sentimos nosotros cuando no nos  ayudas. Pero,para demostrarte lo importante que es colaborar,te ayudaremos a construir tu hogar,dijo la liebre.
Desde ese día,Camilo se transformo en el camaleón más colaborador.
 
 


Moraleja

Si no colaboras  con las tareas nadie querrá  ayudarte cuando lo necesites.

Autor: Santiago Rivero

Raconto del cuento: "Risitos de oro"

Risitos de oro y los tres osos                                                                

Una niña llamada Risitos de oro paseaba por el bosque, cuando vio una casita donde algo olía muy rico.   No había nadie en  la casa entonces ella entró y tres tazas de puchero fue lo primero que probó. ¡Muy caliente¡ ¡muy frío¡ y después ¡maravilla! y hasta el último bocado el puchero del bebé  se comió. Entonces fue a la sala y se sentó en cada silla. ¡Pero ella  era muy grande y la silla  del bebe rompió!. Risitos de oro estaba cansada y pensó en una siesta, entonces subió al segundo piso buscando una cama. Muy grande la del papá oso,la de la mamá no mejor que ésta,la del bebe osito era perfecta y se durmió sin problema.Entonces los osos regresaron  de su paseo por el bosque,pero nada en su casita parecía estar en su puesto.
-¡Alguien se comió mi puchero y la silla me ha descompuesto.
-¡me voy a subir a mi cuarto!,dijo el osito descompuesto.
-Alguien ha estado en la casa,dijo el papá oso.
-¡Y ahí está! gritó el osito señalando su cama.Risitos de oro se levantó y corrió a toda prisa y nunca volvió a pasar por aquella casita tan linda. 
 
                 

Autora del raconto: Sofía Barboza